martes, 22 de enero de 2013
No lo reconocio
"Chau mi amor, que las lagrimas no recorran mas tu hermosa cara, porque voy a volver, antes de que llegue el otoño, pensa en mi, yo voy a volver por vos" le dijo. Clara, triste de esperar, cada vez que sus ojos se llenan de brillo, es porque escucha el sonido de un tren. Todos los días de la semana se la podía encontrar sentada en un banco de cemento en el anden del tren, de piernas cruzada, un vestido, zapatos altos y moviendo un abanico, esperando a que su amante volviera. A si fue, día tras día, durante semanas, durante meses. Ella observaba todos los trenes llegar pero en ninguno lo veía a él, veía miles de personas, que para Clara, todos eran muñecos, todos eran iguales. Despues de tanta espera, una tarde cálida de un Domingo de Otoño, él, volvió. Se le acerco a la hermosa mujer que meneaba un abanico mientras un vestido dejaba ver unas largas piernas cruzadas que calzaba unos tacones marrones, "Clara, mi fiel amor, mi paz, no sueñes más, soy to, tu amor, regrese". Ella levanto su cabeza, lo miro, le sonrió, observo que no era así ni su cara, ni su piel, le respondió "vos no sos la persona a quien yo estoy esperando" y se quedo, de piernas cruzadas y moviendo un abanico, en el anden. Dicen que cada día de su vida, ella volvía a ese banco a esperar a su amor.
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