martes, 11 de octubre de 2011

Pheobe Buffay


Siempre la he considerado el mejor personaje deFriends. A pesar de que, como la mayoría de ellos, su personalidad se desdibujó en las últimas temporadas de la serie, quizá en Phoebs lo podríamos interpretar como que “espabiló”. Protagonizó los momentos más desternillantes de la serie, como cuando Ross le regaló la bicicleta y poco después descubrieron que iba todo el día paseándola por Nueva York porque no sabía montar, o cuando fue a conocer a los padres de su novio y no se le ocurrió otra cosa que comentarles la vez que pilló hepatitis porque “un chulo le escupió en la boca”.


¡LOCA con mayúsculas y exclamaciones hasta la saciedad ! No sólo parece ir al revés del resto de las personas, sino que es consciente y le encanta. Está orgullosísima de sus rarezas y no podría cambiarlas ni aunque quisiera. Si Ennis representa mi parte pesimista, Phoebe es claramente la contraria: la optimista. Mi cara más absurda y mágica, dispuesta a descubrir nuevas cosas, a mirarlas siempre desde el lado positivo. Estoy segurísima de que provocamos el mismo desconcierto en la gente (que ya no esté curada de espanto) cada vez que nos vienen esas idas de olla que entiende Jesucristo. Nos acompaña una especie de ridiculez que no sé si será buena o mala, pero ahí queda y forma parte de nosotras hasta la médula. Phoebe adora la originalidad, apoya la libertad de expresión y logra apreciar las virtudes de lo que para otros quizá sean defectos o rasgos incomprendidos, porque su visión del mundo es todo lo amplia que podría necesitarse en estos casos y en el mejor de los sentidos. Además, está enamoradísima de sus amigos y dudaría cero coma en prestarles cualquier tipo de ayuda. No sólo está ahí para hacerte reír, también tienes un hombro en el que apoyarte para llorar o, simplemente, estar así, en paz, en cariño, en confianza absoluta.


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